El domingo, agentes de policía de Tánger detuvieron a un menor de 13 años, implicado en una agresión sexual colectiva filmada y publicada en las redes sociales. El adolescente es sospechoso de haber, en compañía de otras personas, agredido y acosado sexualmente a una mujer en la calle de Tánger. La escena despertó la indignación de muchos internautas marroquíes.
En una declaración a Al3omkYassine Amnay señala un comportamiento reprobable que resulta de una combinación de factores interdependientes, que van más allá del simple carácter de una noticia aislada, para revelar una profunda crisis moral que golpea a la sociedad marroquí. Destacando que la decadencia moral y la erosión de los valores sociales constituyen la base de este tipo de comportamiento, señala que la percepción errónea de la mujer, reducida a un simple objeto de gratificación sexual, contribuye en gran medida a la banalización de tales actos.
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El hecho de responsabilizar a la víctima, invocando su vestimenta o su apariencia, refleja un nivel alarmante de ignorancia y prejuicios arraigados en una parte de la sociedad, señala además el psicólogo e investigador en psicología social. Según él, este incidente pone de relieve una crisis de valores en la sociedad marroquí, donde continúa prevaleciendo la dominación cultural masculina, relegando a las mujeres a un papel subordinado al de los hombres, sin derecho a expresar sus opiniones ni a defender sus derechos.
Amnay cree que los autores de este delito padecen trastornos psicológicos, caracterizados por la ausencia de conciencia moral y la incapacidad de comprender las consecuencias de sus actos, porque el acoso sexual es una conducta aberrante, que revela un profundo desequilibrio psicológico del individuo. Este incidente no dejará de tener consecuencias para la vida de la víctima. Este hecho dejará consecuencias psicológicas duraderas, que pueden provocar trastornos mentales y colapso nervioso, afirma la psicóloga, subrayando que el acoso sexual, especialmente cuando está documentado y ampliamente difundido, constituye una violación flagrante de la privacidad y la dignidad humana.
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¿Cómo afrontar esta crisis de valores? Amnay recomienda una revisión de los métodos de educación y sensibilización, la inculcación de altos valores morales en las generaciones más jóvenes, fortaleciendo al mismo tiempo el respeto y la dignidad de las mujeres. También exige una movilización colectiva de todas las partes interesadas: familia, escuela, medios de comunicación.