Durante varios siglos, los ulama de Marruecos e incluso los del mundo islámico se mostraron reacios a cualquier nuevo producto. Los de Marruecos incluso habían prohibido el té y el café durante los primeros años de su aparición. El tabaco, descubierto hacia 1492 por Cristóbal Colón, tampoco había escapado a esta lista.
Fue en América, ese nuevo continente del fin del mundo que conoció, donde Cristóbal Colón observó, en el siglo XV, que los indios fumaban una planta llamada petum. Al regresar a Europa, decide traer cantidades de esta planta que eventualmente invadirá toda Europa.
Casi 100 años después, la planta llegaría a Marruecos. Así, según el imán, escritor y profesor Mohamed Sghir Al Ifrani, que vivió en Marrakech en el siglo XVIII y que dedicó varias de sus obras a la historia de la dinastía saadí, fue en el siglo XVI cuando los marroquíes descubrieron el tabaco.
“Entre 1592 y 1593, se trajeron elefantes desde el país de Sudán (actual Malí) a Marruecos para el rey Ahmed Al Mansour. El día que esta caravana llegó a Marruecos fue memorable. Hombres, mujeres y niños, jóvenes y viejos, corrieron a la calle para verlos”, dice. Esta misma caravana se trasladará luego a Fez en 1599, durante el mes de Ramadán.
Los ulemas de Marruecos divididos
Lo que también despertará el interés de los marroquíes es el hecho de que quienes acompañaban la caravana fumaban tabaco. “Afirmaban que esta planta tenía muchos beneficios. Luego apareció el tabaco en Draa, Marrakech y otras regiones de Marruecos”, afirma. Su versión es apoyada por la del jeque Chihab Eddine Abou Al Abbas Ahmed Ben Khalid Naciri, autor del famoso “Al Istiqsa fi Akhbar Al Maghrib Al Aqsa”.
Y fue con esta aparición que se emitieron varias fetuas, “entre quienes prohibían el tabaco, otros que lo autorizaban y quienes no se habían expresado sobre el tema”, dice Mohamed Sghir Al Ifrani, citado en el trabajo por Abdelahad Sebti y Abderrahmane. Lakhssassi, titulado “Del té al Atay: historia y costumbres” (Ediciones Facultad de Letras y Derechos de Rabat, 1999).
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A raíz de una fetua emitida en Turquía, bajo el Imperio Otomano, “los ulemas de Marruecos fueron informados por sus colegios en Oriente Medio de que el sultán otomano Morad IV había prohibido la importación de alcohol, café y tabaco”, afirma el historiador. Mohamed Taieb Kadiri, que vivió en el siglo XVII. En su obra, titulada “Nachar Al Matani Li Ahl Al Qarn Al Hadi Achar Wa Thani”, relata que cuatro años más tarde, una parte de Fez “siguió este ejemplo, prohibiendo el consumo de tabaco y su venta, los objetos de entretenimiento y musicales”. Instrumentos para mujeres.
Y las fatwas que prohíben el consumo de esta planta ya no cesarán, dividiendo así a los ulama. En efecto, el famoso juez de Fez, Mohamed Ben Abdellah Ben Mohamed El Yefrani, adoptará una posición neutral, según informó Chihab Eddine Naciri.
Este último, en cambio, fue uno de los fervientes opositores al consumo de tabaco en Marruecos. En «Al Istiqsa fi Akhbar Al Maghrib Al Aqsa», afirma haber «consultado las reglas de la Sharia y su literatura» para concluir que «el consumo de esta planta está prohibido porque es una de las cosas maliciosas que Allah le prohibió a este nación purificada. “No se puede encontrar nada más sucio ni más apestoso que el olor de la boca de los consumidores de este humo, ni de los que consumen tabaco”, declara a modo de argumento.
El “hedor a tabaco” que autorizaría el divorcio
Chihab Eddine Naciri llega incluso a asegurar que “este hedor es uno de los defectos más feos a los ojos de la Sharia”, recordando que “le dio a elegir a uno de los cónyuges”. [pour divorcer] si el otro tiene mal aliento. «Por lo tanto, no tenemos ninguna duda de que el uso de esta planta maliciosa en la boca o la nariz es una de las mayores prohibiciones», afirmó.
El autor de “Al Istiqsa fi Akhbar Al Maghrib Al Aqsa” citó las “múltiples consecuencias” del consumo de tabaco, afirmando que esta planta “cambia el cerebro de sus consumidores, que se vuelven locos si no la consumen” y fustigó su consumo durante el mes de Ramadán, incluso antes de Sohour.
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Las fatwas de los ulemas no sólo serán seguidas por la población, sino también por los reyes. El historiador Mohamed Eddoif (fallecido hacia 1818) informó en su obra “Tarikh Addaoula Assaida”, citada por Abdelahad Sebti y Abderrahmane Lakhssassi, que el sultán alauita Moulay Slimane es el ejemplo. El 9 de marzo de 1814, el sultán de Marruecos “prohibió el tabaco y el kif ordenando su incineración en todo el país”, escribió.
Varios siglos después de su aparición en Europa y en todo el mundo, el tabaco será objeto de distinción. Sus hojas, contenidas especialmente en los cigarrillos, contienen sustancias que se vuelven cancerígenas con el calor. Prueba de que los ulama de Marruecos, a este respecto, tenían razón al desconfiar.