Un documento desclasificado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) evoca el reconocimiento por parte de Argelia, el 6 de marzo de 1976, de la “República Árabe Saharaui Democrática” proclamada unilateralmente en Tinduf, el 27 de febrero del mismo año. También analiza las reacciones de Marruecos y Mauritania.
Fechado el 8 de marzo de 1976 y desclasificado en agosto de 2016, el documento destaca que Marruecos y Mauritania decidieron romper relaciones diplomáticas con Argelia, añadiendo que “Rabat condenó la llamada república como una creación argelina”.
Según la misma fuente, Argelia “se ha comprometido una vez más a proporcionar total apoyo político, moral y material al Frente Polisario en su lucha por la autodeterminación”, al anunciar su reconocimiento del “Estado” saharaui.
Un golpe de estado redefine la posición de Nuakchot
En el mismo contexto, el documento vuelve al intento de mediación liderado por Egipto. «En una declaración emitida ayer por el presidente egipcio, Anwar el-Sadat instó a Marruecos y Argelia a mostrar moderación y advirtió contra cualquier medida que pudiera complicar la situación». La reacción de Sadat indica que “El Cairo está dispuesto a retomar su papel de mediador, si las partes muestran su voluntad de reaccionar”, informa la CIA.
Apoyado por Argelia, el Polisario entró entonces en una guerra de guerrillas contra Marruecos y Mauritania, concentrando sus ataques en este último, el eslabón más débil del conflicto. Después de años de reconciliación entre Rabat y Nuakchot, las cosas no van como el reino planeaba. El 10 de julio de 1978, un golpe de Estado derrocó al régimen del presidente mauritano Mokhtar Ould Daddah, considerado un aliado del reino. El jefe de gabinete, Moustapha Ould Mohamed Saleck, asume la presidencia.
Después de un amargo conflicto militar con el Frente Polisario, los nuevos líderes en Nuakchot deciden reconciliarse con el movimiento separatista. Este último tomó nota de ello y rápidamente declaró una tregua unilateral con Mauritania.
Mauritania se retira de Oued Eddahab
Argelia intervino y patrocinó negociaciones entre el Polisario y Mauritania los días 3 y 4 de agosto de 1979. Las dos partes firmaron un tratado de paz, que anunció oficialmente la retirada de Mauritania del Acuerdo de Madrid. A continuación, los responsables de Nuakchot ordenaron la retirada de sus fuerzas militares desplegadas en la región de Oued Eddahab, para dejarla en manos de las milicias del Frente.
Ante los hechos consumados sobre el terreno, Marruecos tuvo que reaccionar rápidamente. El rey Hassan II ordena a las Fuerzas Armadas Reales entrar en la región de Oued Eddahab, para frustrar el proyecto del Polisario y su aliado argelino. Se habrán desplegado soldados marroquíes, incluso antes de que se agote la tinta del acuerdo entre Mauritania y el movimiento separatista.
Fechado el 21 de septiembre de 1979 y desclasificado en noviembre de 2016, otro documento de la CIA también analiza la decisión de Mauritania. Leyendo las informaciones publicadas en los medios internacionales sobre la evolución del conflicto, la nota señala que Marruecos «ha recuperado la iniciativa en el Sahara, gracias a la deserción de su aliado mauritano».
“El acuerdo de 'paz final' firmado en agosto con el Frente Polisario dio a Hassan II una oportunidad inesperada de recuperar la iniciativa perdida hace mucho tiempo. Por supuesto, Marruecos sigue aislado. Pero ya no tiene que aguantar a un aliado problemático”, continúa el documento.
“No hay duda de que la posición [du Maroc] Habría sido más difícil si Mauritania hubiera anunciado, por ejemplo, que dejaría la región en manos de la Organización de la Unidad Africana (OUA), para que se pudiera organizar el referéndum solicitado en la cumbre de Monrovia el pasado mes de julio».
Documento desclasificado de la CIA
Las notas de la CIA cuestionaban la capacidad de Mauritania de «evitar caer en una alianza total con Argelia». Este temor fue “expresado por los mauritanos, que se opusieron a los acuerdos del 5 de agosto”. En este contexto, los militares mauritanos esperaban “mantener el pleno equilibrio entre Argelia y Marruecos”, lo que era “una apuesta difícil”, según la inteligencia estadounidense.