En una entrevista concedida a La Gazzetta dello Sportcompartió sus pensamientos sobre sus inicios, las dificultades que atravesó y sus planes para el futuro.
Actualmente radicado en Reggio Emilia, su ciudad natal, Mastour se entrena bajo la supervisión del preparador físico Stefano Cellario, con el objetivo de regresar a las canchas italianas. “Ahora estoy en Reggio Emilia. Me estoy preparando para algo que vendrá. Mi sueño es establecerme aquí en Italia”, explica.
Revelado desde muy joven, Hachim Mastour experimentó un rápido ascenso y una fuerte exposición mediática, especialmente durante su debut en el AC Milan. Codeándose con jugadores de renombre como Kaká y Robinho. “A esa edad no tenía miedo. Pero yo venía del sector juvenil y me faltaba alguien que me orientara”, admite hoy.
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Mirando hacia atrás, Mastour cree que se habría beneficiado de un enfoque más mesurado. “Filippo Galli me lo dijo y tenía razón. Debería haberme tomado más tiempo para valorar cada paso”, confiesa.
Los desafíos de la presión mediática y la gestión de su carrera llevaron a Mastour a atravesar un período de depresión, que sitúa en torno a la pandemia de Covid-19. “Ya no encontré el placer de salir al campo. Fue una etapa muy difícil a nivel personal y profesional”, admite.
Para superar esta dura prueba, contó con el apoyo de su familia y de la religión, reforzados durante su estancia en Marruecos. “Me acerqué más a Dios y a la oración. Soy musulmán, leo el Corán. En Marruecos me acerqué aún más a la religión”, explica.
Libre de cualquier contrato desde su etapa en Botola, donde jugó en el Renaissance de Zemamra y en el Union Touarga, Mastour mira el futuro con pragmatismo. Además de su objetivo de regresar al campo, aspira a retomar sus estudios. “Empecé a estudiar contabilidad, pero mi carrera me obligó a dejarla. “, dice.