Este enfriamiento de las relaciones se produce tras el reconocimiento por parte de Francia de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, una decisión que ha despertado la ira de Argel, apoyo histórico de los separatistas del Frente Polisario. El encarcelamiento del escritor franco-argelino Boualem Sansal en Argelia y el arresto en Francia de varios influencers argelinos o binacionales por “hacer comentarios públicos violentos o de odio” han agravado la situación.
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“La relación entre Francia y Argelia no es una relación bilateral como las demás, es una relación de profunda intimidad”, recordó Jean-Noël Barrot, ministro de Asuntos Exteriores, ante la Asamblea Nacional. “Pero para cooperar se necesitan dos. Y los motivos que llevaron a las autoridades argelinas a adoptar una postura de hostilidad no tienen nada que ver con Argelia ni con sus intereses. Francia es un país soberano que elige los términos de sus alianzas con otros países. Y lo que Francia pretende construir con Marruecos no quita lo que Francia pretende construir con Argelia”, añadió, precisando que estaba dispuesto a ir a Argelia para discutir esta crisis.
A pesar de mantener canales diplomáticos, los funcionarios franceses describen una relación al borde de la ruptura. Según ellos, Argel está aplicando una política destinada a borrar la presencia económica francesa en Argelia y el comercio ha caído casi un tercio desde el verano. Según fuentes diplomáticas citadas por ReutersArgelia ha emprendido en los últimos meses un esfuerzo concertado para endurecer el entorno económico de las empresas francesas en Argelia, en particular de los exportadores de trigo, ignorados en las licitaciones.
El enfrentamiento también afecta a la esfera política y cultural. El 6 de enero, Emmanuel Macron consideró que Argelia entraba en “una historia que la deshonra” al detener “de manera completamente arbitraria” al escritor Boualem Sansal, cuyo estado de salud se ha deteriorado en las últimas semanas. El jueves pasado, el regreso a Francia desde Argel de un influencer al que París quería expulsar fue ampliamente comentado por la clase política, y el ministro del Interior, Bruno Retailleau, consideró que Argelia buscaba “humillar” a su antigua potencia colonial. «Es una violación de los textos que rigen nuestras relaciones y un precedente que consideramos grave», afirmó Jean-Noël Barrot.
En un comunicado de prensa publicado el sábado, el Ministerio argelino de Asuntos Exteriores negó haber buscado una escalada con Francia y acusó a una extrema derecha francesa «revanchista y odiosa», así como a sus heraldos certificados dentro del gobierno francés, de liderar una campaña de desinformación en su contra. . En un comunicado, La Francia insumisa (LFI), por su parte, acusó a Bruno Retailleau de «mantener la escalada e intentar forzar el enfrentamiento», recordando que millones de franceses «viven una relación directa de afecto y fraternidad respetuosa con el pueblo argelino».
