La Sociedad Española de Estudios de Comunicaciones Fijas del Estrecho de Gibraltar (SECEGSA), la empresa pública encargada de analizar la viabilidad de la infraestructura, ha recibido en los últimos dos años 4,76 millones de euros para “actualizar los estudios técnicos y abordar la transformación digital de sociedad”, así como el anteproyecto del túnel, realizado en 2007. Este trabajo se está realizando en colaboración con la Sociedad Nacional de Estudios del Estrecho de Gibraltar (SNED) de Marruecos.
El proyecto del túnel bajo el estrecho se discutió por primera vez tras una reunión entre el rey Juan Carlos I de España y Hassan II de Marruecos en 1979, recuerda María Julia Bordonado, profesora de Economía de la Universidad ESIC, conEl País. Se espera que el túnel tenga 28 kilómetros de largo y 300 metros de profundidad. Un estudio realizado en 2007 amplió su longitud a 38,5 kilómetros, de los cuales 27,7 kilómetros bajo el agua. El pasado noviembre España, a través de SECEGSA, destinó 480.000 euros al alquiler de cuatro sismógrafos para evaluar el riesgo sísmico de la zona.
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Todos estos estudios y sus costes asociados, estimados en alrededor de mil millones de euros (entre el 5 y el 10% del presupuesto total), pretenden garantizar el éxito del proyecto, explica José Luis Goberna Caride, director de SECEGSA. “Cuanto mayor sea el porcentaje dedicado a la realización de estos estudios previos, menores serán las diferencias en el coste final respecto al presupuesto inicial y mayor será la precisión de los tiempos de ejecución en relación con la duración final de la obra”. Por el momento no se ha especificado el coste ni la duración del túnel. Según estimaciones de la empresa española, el proyecto requeriría una inversión de 15.000 millones de euros.
En cuanto a la duración de las obras, se estimó en 2007 en unos 40 años. Pero, teniendo en cuenta los avances técnicos realizados desde entonces, “el plazo de ejecución podría reducirse a la mitad”, piensa Goberna. Más allá del coste y las complejidades técnicas, el Reino Unido frenaría la realización del proyecto. “Si lo hubiésemos querido ya lo habríamos hecho, pero hubo presión exterior para no hacerlo”, explica Bordonado, subrayando que este país ha favorecido en el pasado el comercio entre Europa y América, antes que con África.