Casi todos los fabricantes de automóviles europeos se encuentran en grandes dificultades desde la entrada en vigor de este reglamento europeo a favor de los coches eléctricos. Sus acciones cayeron significativamente en el último semestre de 2024, con una caída del 2,49% para Renault, del 32,4% para Stellantis, del 22,7% para Ford, del 16,9% para Mercedes Benz, del 16,4% para Volkswagen y del 11,4% para BMW.
La razón es la baja demanda de vehículos eléctricos en comparación con los vehículos convencionales. Un escaso entusiasmo que se explica por el elevado precio de este tipo de vehículos, la ausencia o insuficiencia de puntos de recarga, la dificultad de uso y la devaluación casi total del vehículo tras ocho años de uso, indica La Razón.
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En 2026, la UE impondrá una nueva reducción de las emisiones de CO₂ del 20%, hasta 93,6 gramos por kilómetro recorrido. Una medida difícil de respetar por parte de los fabricantes europeos que se verán obligados a producir más coches eléctricos. De momento, la solución encontrada por los fabricantes para sortear esta dificultad es alinear los precios de los coches de combustión con los de los eléctricos.
Esta medida provocará sin duda una caída de las ventas de vehículos y la pérdida de miles de puestos de trabajo en Europa. Por este motivo, los fabricantes están considerando establecer sus centros de producción en África y, en particular, en Marruecos, o en América, donde los costes de mano de obra y transporte son asequibles. Stellantis, por ejemplo, prevé duplicar la capacidad de producción de su fábrica de Kenitra, en Marruecos, hasta las 400.000 unidades al año.
