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La visita de Macron a Marruecos abre una nueva era en las relaciones geopolíticas y económicas entre los dos países. Escrito por // Abdou Haqqi


Se espera que la próxima visita oficial del presidente francés Emmanuel Macron a Marruecos, del 28 al 30 de octubre de 2024, por invitación del rey Mohammed VI, tenga importantes repercusiones geopolíticas y económicas para los dos países, la región del Magreb y toda la comunidad internacional. escena. Esta visita de tres días se produce en un momento notable y crítico, en el que tanto Marruecos como Francia buscan remodelar sus roles dentro de la región del Magreb y en el ámbito internacional en general. Las dimensiones geopolíticas de esta visita indican una renovación de los estándares de la relación tradicional entre Francia y Marruecos, a la luz de las cambiantes dinámicas de poder global, las transformaciones en el ámbito energético y la política regional.

Uno de los acontecimientos más importantes que se esperan de esta visita es el reconocimiento oficial y explícito por parte de Francia de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara marroquí. Durante décadas, el conflicto del Sahara entre Marruecos, el Frente Polisario y su principal patrocinador, Argelia, ha sido un punto de tensión geopolítica en el norte de África. Durante mucho tiempo, Marruecos mantuvo sus legítimas reivindicaciones históricas sobre el Sáhara y lo consideró parte integrante de su territorio nacional desde Tánger hasta Lagouira, mientras el Frente Polisario presionaba por la independencia, con un claro y franco apoyo diplomático y militar de Argelia.

A pesar de su apoyo histórico a Marruecos, Francia ha mantenido una posición más cautelosa y ambigua respecto al Sáhara. Sin embargo, el clima político global ha cambiado, al igual que los cálculos de Francia para el futuro. La visita de Macron, especialmente en el contexto de tensas relaciones franco-argelinas, puede constituir un cambio decisivo en la política francesa hacia un apoyo más explícito a las reivindicaciones territoriales de Marruecos. Esto seguirá a pasos similares de Estados Unidos bajo la administración Trump, que reconoció la soberanía marroquí sobre el Sahara en 2020.

Si Francia reconoce oficialmente este reconocimiento durante la visita de Macron, marcará una victoria decisiva para Marruecos en sus esfuerzos diplomáticos de décadas para fortalecer el apoyo internacional a su posición sobre el Sahara. Una medida así mejoraría enormemente la influencia regional de Marruecos y al mismo tiempo asestaría un duro golpe a Argelia y su creación, el Frente Polisario. Para Francia, esta decisión puede servir a su estrategia geopolítica más amplia para garantizar la estabilidad en el norte de África y alinearse más estrechamente con el creciente poder regional de Marruecos en la región del norte de África y el Magreb en particular.

La visita de Macron también subraya la erosión de la influencia de Argelia en la región, especialmente a medida que el panorama energético mundial se aleja de los combustibles fósiles. Históricamente, Argelia ha aprovechado sus vastos recursos de petróleo y gas para ejercer influencia en Europa, especialmente en Francia. Sin embargo, a medida que el mundo avanza hacia las energías renovables, la influencia geopolítica de Argelia, basada en los hidrocarburos, está disminuyendo notablemente.

Por el contrario, Marruecos se está posicionando como un actor importante en la transición hacia las energías renovables, con importantes inversiones en energía solar y eólica, junto con un ambicioso programa de hidrógeno verde. El liderazgo de Marruecos en este ámbito se alinea con los objetivos más amplios de transición energética de Francia y Europa, lo que convierte al Reino en un socio aún más atractivo para la cooperación futura. La visita de Macron indica el reconocimiento por parte de Francia de la creciente importancia de Marruecos como socio energético estable y prometedor en el Magreb, capaz de apoyar la transición energética en Europa y reducir su dependencia de los combustibles fósiles.

A medida que la influencia tradicional de Argelia basada en los recursos de gas y petróleo se desvanece, la diversificación de Marruecos hacia fuentes de energía renovables, junto con su ubicación geográfica estratégica, lo coloca en una posición para quitarle el papel a Argelia como socio clave de Francia en la región desde la independencia. Este cambio también aislaría a Argelia, reduciendo su capacidad para influir en la dinámica regional, especialmente en lo que respecta a la cuestión del Sáhara marroquí.

Otra dimensión crucial de la visita de Macron es el papel que Marruecos puede desempeñar como puerta de entrada económica e industrial para Francia y España a África. En los últimos años, Marruecos ha emprendido enormes proyectos de infraestructura, incluida la construcción de importantes puertos como el puerto atlántico de Dakhla, que proporcionará una ubicación estratégica para el acceso a los mercados africanos. El gobierno marroquí también ha invertido mucho en mejorar el transporte por carretera y las redes de comunicaciones, lo que convierte al país en una base ideal para las empresas europeas que buscan expandirse en África.

Francia, que históricamente ha mantenido una fuerte presencia en sus antiguas colonias africanas, enfrenta una competencia cada vez mayor de otras potencias globales, incluidas China y Turquía. La visita de Macron indica el deseo de fortalecer las relaciones económicas entre Francia y Marruecos como medio para mantener su influencia en África. Al utilizar Marruecos como plataforma para lanzar una mayor cooperación económica e industrial en África, Francia puede asegurarse de seguir siendo un actor importante en el continente africano.

Para Marruecos, esto representa una oportunidad para fortalecer su papel como centro regional para el comercio, la inversión y la innovación. La estabilidad política del país bajo el sabio liderazgo del rey Mohammed VI, junto con sus reformas económicas e inversiones estratégicas, lo convierte en un socio atractivo para Francia y España, que ven a Marruecos como un vínculo crucial en sus esfuerzos por mantener el acceso a los mercados africanos.

La visita de Estado de Emmanuel Macron a Marruecos a finales de octubre de 2024 se considera más que un simple gesto diplomático para pasar página de un pasado vacilante. Más bien, es un reflejo de las cambiantes realidades geopolíticas en el norte de África y más allá, en las que Francia reconoce la creciente importancia de Marruecos como potencia y socio regional que está emergiendo con fuerza y ​​a un ritmo acelerado. Al aliarse más estrechamente con Marruecos, especialmente en lo que respecta a la cuestión del Sáhara marroquí, Francia le hace reconsiderar los parámetros de su papel en el Norte de África y revisar sus relaciones tradicionales con Argelia.

Abdo Haqqi



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