Situación de malas ventas, ralentización de los inicios de obras, fuerte caída de la demanda, inflación, aumento de las materias primas, escasez de suelo, falta de coordinación entre los actores públicos y privados, desajuste entre oferta y demanda… El sector de la construcción inmobiliaria va a través de una profunda crisis. Según los operadores, “el mercado debe partir del análisis de la demanda de los compradores potenciales y de los hogares”, informa El economistaseñalando que ya no se trata de producir viviendas en grandes volúmenes e intentar venderlas a cualquier precio. Esta opción da lugar a importantes stocks de malas ventas. Por tanto, hay motivos para cambiar el paradigma.
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Actualmente, Marruecos tiene una tasa de urbanización del 65% que aumentará al 70%, incluso al 75% en los próximos años. «Por tanto, será necesario producir viviendas que se anticipen a esta nueva demanda y, sobre todo, ofertas accesibles al poder adquisitivo de los compradores potenciales», insiste Anice Benjelloun, vicepresidenta de la Federación Nacional de Promotores Inmobiliarios (FNPI). Pero lograr este objetivo requerirá superar ciertos desafíos, el más importante de los cuales es la tierra. La escasez de tierra crea valor. El precio del suelo es cada vez más caro en las grandes ciudades, principalmente en las ciudades costeras como Casablanca, Rabat, Tánger, Agadir.
Hoy en día, el suelo representa casi el 50% del precio de coste de los inmuebles en Marruecos, mientras que en los países de la OCDE representa entre el 20 y el 25%, precisa.
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La inflación y el aumento del costo de los materiales de construcción constituyen otra limitación. Se han disparado desde 2021-2022. Observamos aumentos del 40 al 50 % para determinados productos, e incluso del 100 al 200 % para otros. El vidrio, la madera, el mármol y el aluminio registraron los mayores aumentos de precios. Explicación: se trata de “restricciones incompresibles que finalmente se reflejan en el precio de venta final”.
