Mucho antes de que Marrakech se jactara de albergar la primera serie de carreras de coches totalmente eléctricos del mundo, en el marco de la COP22, Casablanca también vivió su momento de gloria en el deporte del motor: el 19 de octubre de 1958, la Ciudad Blanca acogió el Gran Premio de Marruecos.
“Acostumbrado a organizar competiciones automovilísticas desde principios del siglo XX, el Reino logró convencer a la federación para que le permitiera organizar una final de Fórmula 1 en 1958”, relata el canal Arte en un breve reportaje dedicado a la Corniche de Casablanca.
El 19 de octubre de 1958, la ciudad blanca acogió el Gran Premio de Marruecos. / Ph. Arte
“Acabábamos de obtener nuestra independencia. Marruecos quería absolutamente celebrar su Gran Premio para promocionar su imagen, el turismo. El mundo conocería Marruecos a través de este Gran Premio. Las carreteras se construyeron especialmente para el Gran Premio, pero posteriormente hubo obras porque en el momento de la carrera no había casas cerca”, confiesa al canal franco-alemán Abdelouahad Ettoubaji, un apasionado de la historia del automóvil en Marruecos. .
“Todos los ojos del mundo, todas las cámaras del mundo estaban enfocadas en Casablanca, que la gente aún no conocía. Había alrededor de 100.000 espectadores. Había que ver cómo las gradas se llenaban de gente”.
53 vueltas, 400 kilómetros y 25 participantes
En aquella época, la cornisa de Ain Diab estaba dotada de un circuito de 7.618 km de longitud, entre Casablanca y Azemmour. Construido en 1957 en sólo seis meses, con motivo del Gran Premio de Marruecos, la primera carrera de Fórmula 1 en el país, el circuito recibió la bendición del Rey Mohammed V ese mismo año. Su diseño fue firmado por el Real Automóvil de Marruecos.
El circuito también acogerá las 12 Horas de Casablanca, una carrera de coches de estilo resistencia. Para el deleite de los aficionados y entusiastas experimentados, los deportivos Grand Touring y los relucientes turismos corren por la costa de la capital económica.
En 1958, el circuito de Ain Diab acogió el Gran Premio del automóvil, que ese mismo año figuraría en el campeonato mundial de Fórmula 1. “53 vueltas, o algo más de 400 kilómetros a recorrer para los 25 participantes”, explica Arte. Grupos enteros de espectadores acuden en masa para asistir al evento. Serán 60.000 personas, entre ellas 200 periodistas, precisa el Huffington Post Marruecos. El piloto inglés Stirling Moss vence a su compatriota Mike Hawthorn a bordo de un Vanwall VW5. Triunfo amargo: a pesar de la victoria de Stirling Moss, el título mundial es para Mike Hawthorn, segundo en el Gran Premio.
“Muchas líneas rectas y giros en ángulo recto”
Pero el sueño que inspira este acontecimiento, ciertamente grandioso y prometedor, se convierte en pesadilla. El británico Stuart Lewis-Evans, que aún no ha cumplido los treinta años, no puede escapar a la dureza de ciertas curvas. Al sufrir una falla mecánica, su vehículo termina su viaje fuera de cámara y estalla en llamas, atrapando a su conductor. Gravemente herido, Stuart Lewis-Evans fue repatriado a Inglaterra, donde murió seis días después a causa de sus quemaduras.
“La curva donde perdió la vida el piloto corresponde a la que hoy se encuentra en la cima del Marruecos Mall. En su mayoría había muchas líneas rectas y giros en ángulo recto. Las líneas principales siguen ahí pero la estructura ha cambiado. Hoy en día existen vías dobles donde antes había vías simples. Las carreteras eran mucho más estrechas”, recuerda Georges Bonan, presente en el acto y contactado por Yabiladi. “Tenía 19 años, estaba en la pista en el stand de Ferrari con mi hermano. Él hacía películas mientras yo tomaba fotos”, dice el hombre que recuerda “aquellos autos viejos con motor delantero y tracción trasera”.
Un recuerdo le llamó especialmente la atención: “Mohammed V, nuestro sultán de entonces, vino a entregar el premio. Recuerdo que Hassan II vino en helicóptero. Incluso creo que estaba a los mandos del avión. Había aterrizado en la curva este al final de la recta de la playa. Todavía era un joven príncipe…”
Aparte de Stirling Moss y Mike Hawthorn, destaca otro participante. Se trata de André Guelfi, conocido como Dédé la Sardina, un empresario francés nacido el 6 de mayo de 1919 en Mazagan. “Ese día fue uno de los dos pilotos que defendieron los colores de Marruecos”, recuerda Arte. “Cuando empezó a correr, ya era rico. Estaba empezando a ganar mucho dinero y podía permitirse el lujo de alquilar y comprar coches de carreras, traer mecánicos del extranjero para reparar sus coches, conducir a todas partes y participar en importantes competiciones internacionales (… ) Fue una estrella para nosotros en el tiempo”, afirma Abdelouahad Ettoubaji. Robert La Caze, piloto de rallyes franco-marroquí, también estará presente a bordo de un Cooper T45 Fórmula 2, finalizando 14º y 3º en la categoría F2.
André Guelfi, conocido como Dédé la Sardine, uno de los dos pilotos que defenderán los colores de Marruecos. / Ph. Arte
A pesar del esplendor de este evento, el Gran Premio de Marruecos de 1958 fue el primero y el último. Tras el accidente de Stuart Lewis-Evans, la federación se negará a renovar su autorización a los organizadores marroquíes.