Con una puntuación de 54 (+3) sobre 100 puntos, Marruecos es considerado “parcialmente libre”, según la clasificación mundial de la última edición del informe anual Freedom on the Net. Publicado por la ONG internacional Freedom House, el documento analiza la situación en 72 estados, el equivalente a casi el 87% de los usuarios de Internet en todo el mundo. A nivel regional, Túnez obtiene 60 puntos y Libia 43.
Los países estudiados se dividen en tres categorías: libres, parcialmente libres y no libres. El informe analiza principalmente “violaciones de los derechos de los usuarios”, “restricciones de contenido” y “barreras de acceso” a la información en los estados estudiados. Este año Kirguistán registró el mayor deterioro. Se considera que China tiene «el peor entorno del mundo para la libertad en Internet», junto con Myanmar.
Por su parte, Islandia mantuvo su estatus como “el entorno en línea más libre”, mientras que Zambia experimentó la mayor mejora en las puntuaciones. Según el informe, la libertad en línea está experimentando una disminución global por decimocuarto año consecutivo. La protección de los derechos humanos en línea sigue la misma tendencia en 27 de los 72 países, mientras que otros 18 muestran avances en esta área.
Por lo tanto, Freedom House generalmente enfatiza que la libertad de expresión en línea está amenazada por duras penas de prisión y una escalada de violencia. En tres cuartas partes de los países estudiados, los internautas fueron detenidos por expresar su opinión de forma no violenta. Otros han sido atacados o asesinados a causa de sus actividades en línea, en al menos 43 países, un récord.
Además, los cortes de Internet y las sanciones por comentarios en línea han creado entornos aún más riesgosos, particularmente para aquellos afectados por los principales conflictos armados en todo el mundo.
En al menos 21 de 41 países, comentaristas progubernamentales manipularon información en línea, generando dudas sobre la imparcialidad de futuros resultados electorales y fomentando una desconfianza a largo plazo en las instituciones democráticas.
Además, la injerencia de ciertos gobiernos y la falta de transparencia en las principales plataformas de redes sociales han tenido un impacto negativo en los esfuerzos de investigadores independientes y medios de comunicación por arrojar luz sobre operaciones de influencia vinculadas a las elecciones.