En una declaración sorprendente, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció el asesinato de Hashem Safi al-Din, un destacado líder del grupo libanés Hezbollah, considerado un potencial sucesor del secretario general del partido, Hassan Nasrallah. Este anuncio marcó un punto de inflexión en la escalada del conflicto regional entre Israel y Hezbollah, ya que Safi al-Din es una de las figuras clave en la estructura de liderazgo dentro del partido respaldado por Irán.
Según declaraciones israelíes, la operación se llevó a cabo con gran precisión y fue planificada durante mucho tiempo, y la entidad sionista confió en su inteligencia avanzada para monitorear los movimientos de Safi al-Din. A pesar de la falta de detalles completos sobre el momento y el lugar de la operación, fuentes israelíes indicaron que la operación tuvo lugar en el marco de la liquidación llevada a cabo por Israel con el pretexto de «eliminar las continuas amenazas» que plantea «Hezbolá» a la entidad ocupante.
Hashem Safi al-Din es considerado una de las figuras más influyentes de Hezbollah, y se le considera uno de los más cercanos a Nasrallah y también cercano al liderazgo iraní. Como presidente del Consejo Ejecutivo del Partido, fue responsable de muchas tareas estratégicas y logísticas, incluida la supervisión de actividades internas y administrativas. Safi al-Din es considerado un sucesor potencial de Nasrallah, lo que lo convirtió en un objetivo importante para Israel en su intento de debilitar al partido y confundir a su liderazgo.