CienciaFranciaMarruecosMundo

Antoine Burel, el espía napoleónico que vino a vigilar al ejército marroquí


Muchos de ellos llegaron a evaluar el potencial colonial de Marruecos. Antoine Burel fue uno de estos espías enviados al reino de Cherif para frustrar la influencia de los ingleses, en particular, a petición del emperador Napoleón I. En 1808, Joachim Murat encargó a este capitán del ejército francés que entregara personalmente una carta de Napoleón a Moulay Slimane, entonces sultán de Marruecos.

Según la revista de historia Zamane, fue especialmente su talento para el dibujo lo que le valió la elección. También trazará planos de la costa marroquí desde Larache hasta Sebta.

Sofocar las ambiciones británicas en Marruecos

Desde Tánger, adonde tendrá que dirigirse primero, partirá hacia Fez en compañía del cónsul francés, como le indica la carta que le entregan, de la que publica extractos el historiador francés Thierry Lentz en un artículo titulado “Franco -Relaciones marroquíes bajo el Consulado y el Imperio” (Napoleónica – La Revue, 2008). El capitán es responsable de “[prendre] toda la información posible sobre el estado de las fortificaciones, sobre la naturaleza del terreno, sobre las provisiones, sobre la naturaleza de los caminos, sobre la fuerza de los ejércitos de Marruecos, sobre todas las armas, finalmente sobre la disposición de ánimo hacia Francia y de los españoles, y sobre todo lo que pueda ser de interés desde el punto de vista militar.

Su misión también es de otra naturaleza: Antoine Burel es responsable de sofocar las ambiciones británicas en Marruecos y, para ello, tendrá que “[faire] todos los procedimientos y [employer] todos los medios”.

Así salió de Madrid el representante napoleónico el 23 de mayo de 1808 y llegó a Tánger dos semanas después. Tendrá que esperar hasta plena temporada estival para ser recibido, el 18 de agosto, por Moulay Slimane, que se encuentra en campaña contra los insurgentes del Rif, explica Thierry Lentz. Hacia las cuatro de la tarde, Moulay Slimane está sentado a caballo en los jardines de su palacio Boujloud, en Fez, rodeado de unos 700 altos funcionarios y oficiales, según las descripciones de la revista Zamane. Allí recibió al capitán francés y al cónsul de Ornano, establecido en Tánger. El primero entrega al sultán “la misiva cubierta de brocado de oro y envuelta en un pañuelo de seda”.

Sultán Moulay Slimane. /DRSultán Moulay Slimane. /DR

Una memoria militar notable por su precisión…

Al día siguiente, los dos hombres fueron recibidos por Moulay Abdlessam, hermano del sultán. Según sus quejas, d'Ornano y Burel evocan «la excesiva solicitud de Slimane hacia los ingleses (…), la recepción en Marruecos de un cónsul representante de los insurgentes españoles». El hermano del sultán descartó estas preocupaciones y respondió que «Marruecos siguió una política equilibrada y no tomó partido por nadie, lo cual fue incorrecto», subraya el historiador francés.

Sin embargo, la respuesta de Moulay Abdlessam no fue la que esperaban d'Ornano y Antoine Burel. «Él [Moulay Abdlessam] Les informó, sin embargo, que su hermano haría la guerra «a quien quisiera», una especie de respuesta seca a la carta del emperador. Los dos franceses fueron firmemente invitados a regresar a Tánger (…) El 13 de septiembre recibieron la respuesta de Slimane a Napoleón”, afirma Thierry Lentz.

“El cónsul francés en Tánger, Ornano, expuso los agravios de Napoleón e instó al Majzen a cambiar de política. Pero la influencia inglesa y los vínculos comerciales y políticos eran demasiado estrechos para que el sultán los diera su consentimiento. Se negó a comprometerse. Mejor aún, invitó a los franceses a regresar a Tánger sin ni siquiera concederles el permiso habitual”, relata Jacques Caillé en “La misión del capitán Burel a Marruecos en 1808” (Instituto de Altos Estudios Marroquíes, 1953).

…pero nada innovador

Antoine Burel fue recibido por Napoleón en Compiègne y luego en Saint-Cloud, el 21 de marzo y el 3 de junio de 1810. Los dos documentos que presentó a la secretaría del gabinete imperial atestiguan los resultados mixtos obtenidos por el capitán: un informe diplomático que reflejaba la fracaso de su misión pero, al mismo tiempo, una memoria militar muy precisa sobre el ejército marroquí.

Dicho esto, dicha memoria, ciertamente notable por su precisión, no contenía ningún elemento nuevo. En cualquier caso, esto es lo que indica Jacques Caillé: “En cuanto a la misión de información, la misma que podría habernos proporcionado detalles interesantes sobre el Marruecos de la época, hay que señalar que no aportó pocas novedades. No proporciona casi nada que no sepamos ya de Ez Zaïani, En Naciri, Ali bey el Abbassi, James Gray, Jackson, etc.”, escribe. Por tanto, debemos creer que Antoine Burel regresó a Francia casi con las manos vacías, para gran consternación de Napoleón I.





Source link

Related posts

Prisión para el presidente del municipio tras la filtración de una nota de voz

Alstom, Hyundai, CRRC: ¿quién ganará el TGV marroquí?

Todavía se habla de la humillación de Egipto por parte de Marruecos

El Polisario se queja de Marruecos ante la ONU

¿Qué consecuencias para Marruecos?

Zakaria El Jamari, del luto a los títulos internacionales de artes marciales

Leave a Comment