El proyecto de reforma del Consejo de Seguridad fue uno de los momentos clave del 79º período de sesiones de la Asamblea General de la ONU. Nuevos estados podrían unirse al club de cinco miembros permanentes del órgano ejecutivo de las Naciones Unidas. África está preocupada por una posible redistribución, bajo el patrocinio de los Estados Unidos, de escaños en el órgano ejecutivo de las Naciones Unidas.
La Unión Africana ya ha exigido una representación del continente a la altura de su peso en la escena internacional, demográfica y económica. Los sucesivos presidentes africanos que subieron al podio en el 79º período de sesiones de la Asamblea General de la ONU exigieron dos escaños para África. En su discurso, el Presidente de Kenia, William Ruto, señaló una organización “disfuncional, antidemocrática, no inclusiva, irresponsable, autocrática y opaca”.
La administración Biden apoya esta demanda de expansión. «Es hora de que los líderes africanos ocupen un lugar permanente en el Consejo de Seguridad», dijo la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield. Sin embargo, el diplomático dejó claro que los afortunados no tendrán acceso al derecho de veto. Una excepción que establece la continuidad del orden mundial establecido tras la Segunda Guerra Mundial, con la creación en 1945 de la ONU.
¿Quién representará a África?
Pero más allá de esta condición, la cuestión que atormenta las mentes dentro del continente es la identidad de las personas potenciales elegidas para ocupar los dos escaños permanentes que serían transferidos a África. Hay muchos candidatos: Sudáfrica, Egipto, Kenia, Nigeria, Argelia y Marruecos desean conseguir el preciado billete que les abrirá el camino a la CS. El Cairo y Abuja ciertamente tienen la ventaja de la geografía y la demografía, pero son propensos a la inestabilidad política.
Sudáfrica, bajo el dominio del ala radical del ANC, ha perdido influencia ante los miembros permanentes occidentales, Estados Unidos, Francia y Reino Unido, tras sus denuncias contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia por genocidio en Gaza. En cuanto a Argelia, que aspira a un puesto en el Consejo de Seguridad, no está en mejor posición para seducir a Washington o Londres, dos fieles aliados de Tel Aviv.
Marruecos, por su parte, tiene sus posibilidades. El reino ya ha sellado alianzas estratégicas con Estados Unidos, Rusia y China. Tres países con los que Rabat ha sabido mantener buenas relaciones en un contexto geopolítico convulso. Israel, actor influyente en la escena internacional, no debería oponerse a una candidatura marroquí en nombre de África, mientras los dos países restablecieron sus relaciones diplomáticas el 10 de diciembre de 2020. Recordemos que el 10 de enero Marruecos ganó cómodamente la presidencia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, por 30 votos contra 17 de Sudáfrica.
La lista de países candidatos al Club de los Cinco debe primero tener luz verde del Consejo de Seguridad y luego será sometida a la aprobación de la Asamblea General de la ONU.