Al llegar a Bélgica en 2009, Mustapha obtuvo una vivienda social en Ganshoren después de diez años de espera. Su familia, que permaneció en Marruecos, se unió a él unos años más tarde. La familia vive en grupo de cinco personas en este pequeño alojamiento pensado para una sola persona, ubicado en el octavo piso de una de las torres del distrito de Van Overbeke, por un alquiler de 570 euros. Los dos hijos mayores, matriculados en un colegio de Molenbeek, sólo disponen de una pequeña mesa para guardar sus útiles escolares y hacer los deberes, mientras que el salón está ocupado por las camas, los relevos La última hora.
Además de las condiciones de hacinamiento, la familia tiene que hacer frente al deterioro de la vivienda, cuyas paredes están cubiertas de moho, lo que provoca repetidos problemas dermatológicos al miembro más joven de la familia. Con la ayuda de un trabajador social, Mustapha presentó una solicitud para un alojamiento más amplio y cómodo. Pero desde 2012, cuando la familia estaba en lo más alto de la lista de espera, no se les ha podido asignar un alojamiento digno.
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“Se solicitó un alojamiento más grande a la llegada de la madre y el niño. Luego fueron incluidos en la lista de alojamientos de 2 dormitorios, adecuados para una pareja con un niño. Tras la llegada de los dos hijos, en febrero de 2024, y dada su edad y la normativa vigente en materia de vivienda social, la demanda se desplazó a la lista de espera para viviendas de 4 habitaciones. Actualmente ocupan el puesto 64”, explica la empresa Lojega encargada de gestionar la vivienda de Mustapha.
La familia marroquí cuenta con el apoyo de Melissa Chichebor Amirkhizy, candidata de MR en las elecciones municipales: “Es aberrante. Tenemos gente que vive sola o en pareja en pisos de tres habitaciones y no encontramos espacio para esta familia”, se indigna. Para encontrar un alojamiento de emergencia, Mustapha deberá presentar una solicitud de exención de la lista de espera. «Las exenciones están muy reguladas pero, dependiendo de la situación, podemos permitir mientras tanto un traslado a una vivienda de dos o tres habitaciones», confiesa Barbara Charles de la Brousse, directora general interina de Lojega.