La policía de Tánger detuvo en un cementerio a una mujer de 65 años, sospechosa de bruja, cuando se disponía a sacrificar un gato.
Acusado de practicar brujería, el acusado fue puesto bajo custodia. Se abrió una investigación bajo la supervisión de la fiscalía competente para esclarecer este asunto.
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La práctica de la brujería por parte de los sesenta años en este cementerio ha despertado el descontento entre los habitantes de la ciudad. La investigación continúa.
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