Los ataques de orcas alrededor del Estrecho de Gibraltar que separa Europa de África y frente a la costa atlántica de Portugal y el noroeste de España son recurrentes. Ha habido casi 700 interacciones desde que se informaron por primera vez ataques de orcas a barcos en la región en mayo de 2020, dice el Grupo de Trabajo de Orcas del Atlántico (ATWG). Según los expertos, se trata de un grupo de alrededor de 15 individuos liderados por una hembra llamada White Gladis. Entre estos cetáceos se encuentra una matriarca conocida como White Gladis que lideraría a su clan en la “lucha” contra los humanos. Sería una venganza motivada por algún tipo de trauma sufrido por Gladis. El equipo de Sea Shepherd Francia está patrullando las aguas buscándolo. Un equipo del diario británico The SUN se unió a este grupo, que forma parte de la Operación Salvar a las Orcas Ibéricas, en el puerto de Barbate, un pequeño pueblo pesquero de España. Juntos llegaron al puerto andaluz donde el capitán Thomas Le Coz les recibió y les presentó a la tripulación del Walrus, un barco atracado en Barbate desde abril que realiza expediciones patrullando las aguas casi a diario.
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Según explica la líder del equipo, Lamya Essemlali, las orcas se encuentran habitualmente en aguas españolas y marroquíes, pero no es raro que lleguen a Portugal mientras que en invierno se dirigen al norte y llegan hasta Bretaña, en Francia. Ella no apoya la hipótesis según la cual Gladis y su gente se esfuerzan por destruir los barcos o buscan venganza. «No estamos en su menú», dijo. Lamya explica: “Aunque son grandes depredadores, aunque son enormes y poderosos y pueden ser muy, muy impresionantes cuando se acercan al barco, en realidad son muy gentiles. » Alfredo López Fernández, biólogo de la Universidad de Aveiro en Portugal, tiende a contradecir a Lamya. «Fue esta orca traumatizada (Gladis) quien inició este comportamiento de contacto físico con el barco», dijo en un comunicado a LiveScience.
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Pero Lamya insiste en que no hay evidencia científica que respalde su teoría. “Ni siquiera tiene sentido. Cuando se presta atención a la forma en que interactúan con los barcos, no hay la más mínima agresión en la forma en que lo hacen”, añadió. Y continuó: “Si hubieran querido hundir estos barcos, no habrían hundido cuatro o cinco como lo hicieron, habrían hundido 600. Nunca hubo nadie herido ni muerto por una orca en libertad. Los únicos casos involucraron a orcas enloquecidas por el cautiverio. En la naturaleza, este no es el caso, simplemente no estamos en su menú. » Para respaldar su punto, muestra increíbles imágenes submarinas de uno de los viajes del equipo al Atlántico, donde un grupo de 15 orcas juegan alrededor de un barco y tocan suavemente la parte trasera del barco.
