El director del centro, Frank Baeyens, defiende un enfoque educativo ambicioso: “No queremos mimar a nuestros alumnos, sino desafiarlos intelectualmente”.
El objetivo no es formar hablantes de árabe, sino abrir las mentes a una lengua y una cultura diferentes. «Queremos mostrarles que un lenguaje puede basarse en una estructura completamente diferente», explica el director. El árabe complementará un plan de estudios lingüístico ya rico, que incluye holandés, francés, inglés, español y alemán.
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Este enfoque se produce en un contexto donde la diversidad lingüística es cada vez más valorada. El director, sin embargo, lamenta la falta de profesores de origen inmigrante: «Sería especialmente beneficioso recurrir a un profesor de origen árabe que pueda servir de modelo».
Este nuevo desarrollo es parte de un contexto de reforma de la educación secundaria que ofrece a las escuelas una mayor libertad en la composición de sus programas. Si el árabe constituye una novedad en la red católica belga, otros establecimientos ya habían experimentado con la enseñanza de lenguas menos comunes, como el coreano o el sueco.