Los recursos de agua dulce del planeta están disminuyendo y su calidad se está deteriorando, según tres informes de las Naciones Unidas publicados el 28 de agosto. El objetivo de garantizar el acceso universal al agua y al saneamiento para 2030 parece cada vez más fuera de alcance. Sin una mayor lucha contra la contaminación y una gestión concertada de los recursos, 4.800 millones de personas podrían verse afectadas de aquí a 2030, destacan estos informes.
Los ecosistemas acuáticos, esenciales para la supervivencia humana y la biodiversidad, están particularmente amenazados, con una caída significativa del caudal del 2,9% de los ríos en 402 cuencas, lo que afecta a alrededor de 107 millones de personas. Además, el cambio climático, el desmonte de tierras y la deforestación para la agricultura y la urbanización están empeorando esta situación.
Mientras tanto, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) pide esfuerzos urgentes, incluida la gestión colaborativa de los recursos hídricos. Es importante saber que, si no se toman medidas, la guerra del agua dulce podría intensificarse de aquí a 2050, afectando así a los países más vulnerables.
SS