Un encuentro casual y sorprendente en Casablanca. Judíos ortodoxos de Estados Unidos caminaban por el bulevar Moulay Youssef con dos banderas palestinas en manos de un niño vestido con ropa tradicional. Los adultos llevaban un trozo de tela adherido a su túnica que decía en hebreo e inglés: “¡Los judíos no son sionistas!”
Al hablar con ellos, confirmaron que eran de Estados Unidos y que planeaban vivir en Marruecos. Para ellos, el Reino es un país de paz.
De repente, un automovilista se detiene frente al grupo para insultarlos. El judío ortodoxo de mayor edad respondió con vehemencia: “¡Netanyahu es un criminal!”. El grupo se marchó tras este intercambio político al que debían estar acostumbrados en Estados Unidos pero que estaba fuera de lugar en Marruecos.
Algunos grupos judíos haredí (ultraortodoxos) de la diáspora son radicalmente antisionistas y abogan por el desmantelamiento del Estado de Israel y el establecimiento de un Estado palestino.