El cuerpo sin vida de un ciudadano holandés de origen marroquí fue descubierto en un apartamento del barrio de Al Irfane de Tánger. Las circunstancias de esta muerte, particularmente inquietantes, despertaron una fuerte emoción y dieron lugar a una investigación policial.
Según las primeras informaciones recabadas de fuentes locales, la víctima, de cuarenta años, presentaba huellas de violencia. Su rostro quedó oculto bajo una bolsa de plástico, lo que deja dudas sobre las causas exactas de su muerte. Estos elementos inquietantes llevaron a las autoridades a favorecer la vía penal.
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Alertada durante la noche, la policía se dirigió rápidamente al lugar de la tragedia. Los investigadores hicieron observaciones iniciales e identificaron pistas. El cuerpo de la víctima fue trasladado a la morgue para realizar la autopsia forense.
En esta etapa, los investigadores no favorecen ninguna pista, ya que se están moviendo en varias direcciones. Un asesinato premeditado, un ajuste de cuentas o un acto de violencia vinculado a una disputa personal se encuentran entre las hipótesis barajadas.