Ghana, Malasia, Uzbekistán y Japón también son importantes clientes de té chino. Rusia, por su parte, vio aumentar sus importaciones un 17% respecto al año anterior.
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Esta noticia confirma el amor de los marroquíes por esta bebida. Como escribió el médico francés Louis Thomas en 1918, “beber té es un acto tradicional, una práctica sagrada, imbuida de seriedad, significado y respeto”.
Los historiadores cuentan la historia de la introducción del té en Marruecos. Al principio, los marroquíes eran grandes consumidores de café. Pero después de que los ingleses regalaron té a los sultanes, lo adoptaron y lo compartieron con su corte. Luego, el hábito se extendió muy rápidamente a todos los niveles de la sociedad.