El atasco es “lo más inquietante en esta magnífica ciudad”, dice Hespress Hamid, un marroquí afincado en Francia que vino a Tánger para pasar sus vacaciones con su familia. Y añade: “Pasamos una hora entera en el coche para recorrer una distancia de menos de dos kilómetros en el centro de la ciudad, es realmente extraño”. Según él, el desorden está presente en cafeterías, restaurantes y en todas partes. Según este MRE, Tánger necesita más creatividad e innovación en sus infraestructuras para poder acoger a tantos visitantes durante esta época del año.
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¿Qué pasa con las repercusiones de los atascos en la actividad turística? La congestión en las calles y en las playas de las ciudades del norte «no significa necesariamente que la actividad turística beneficie a todos», afirma una fuente de la Asociación de Hoteleros del Norte, que habla bajo condición de anonimato. Para respaldar su argumento, precisa que la tasa de ocupación de los grandes hoteles en Tánger no supera el 60 o el 70%, cifra inferior a la de años anteriores. Según ella, la caída del poder adquisitivo de los marroquíes y los problemas que enfrentan para desplazarse por las ciudades debido a la congestión tienen un impacto negativo en el sector turístico. Algunos hoteles clasificados han reducido sus tarifas en 1.000 dirhams sin alcanzar el 100% de ocupación, explica la misma fuente.
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También justifica la caída de la afluencia hotelera por el aumento de la demanda de alquiler de apartamentos amueblados. Pide a las autoridades competentes que trabajen para resolver esta situación que calificó de “desequilibrada”. Khalil El Amrani, actor del sector turístico de la provincia de Tetuán, no está de acuerdo. «Gracias a Dios, todo está lleno, la actividad es inimaginable y los turistas tienen muchas dificultades para encontrar lugares para aparcar sus coches», afirmó, sorprendido también por la magnitud de la afluencia que las previsiones ponían en duda.
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“Desde que se celebró el acto de juramento en Tetuán la actividad no ha cesado”, afirmó el actor turístico. Quería conseguir que todas las categorías sociales encuentren una oferta que se adapte a sus necesidades y que “los hoteles y residencias clasificados y de lujo también estén llenos, buscados por clientes que no encuentran espacio allí”. El Amrani no oculta los grandes retos a los que se enfrenta el sector. Menciona la necesidad de implementar infraestructuras y equipamientos que garanticen condiciones confortables a los turistas, como estacionamientos que cansan y molestan a los veraneantes, además de la congestión de cafés y restaurantes.
