El famoso Oasis del Rosario de Tighmert se encuentra en la comuna rural de Asrir. En realidad, toda la comuna alberga palmerales a lo largo del wadi Warg-n-Nu, que proporcionan agua para los pocos cultivos, además de las palmeras datileras, que crecen en estas tierras.
Partiendo de Guelmim, el oasis de Asrir está a sólo 7 kilómetros del centro de la ciudad, explica Patrick Simon, primer vicepresidente del Consejo Regional de Turismo de Guelmim. El acceso se realiza a través de un camino asfaltado que discurre junto al palmeral y que permite acceder al interior del oasis a través de varios callejones.
El cambio de escenario es brutal e instantáneo. Dromedarios, palmeras y kasbahs de terracota se encuentran esparcidos por todo el oasis. Las pocas casas tienen a veces cien años. De hecho, estas tierras han acogido a muchas generaciones de nómadas, algunos de ellos procedentes de muy lejos.
Foto ilustrativa. / Ph.Yabiladi
La ciudad de Nul Lamta.
En el lugar no hay ningún indicio de ello, pero ojo que las tierras que estás pisando son aquellas donde está enterrada una de las ciudades más antiguas de Marruecos, la ciudad de Nul Lamta. Anteislámica según algunos especialistas, la ciudad de Nul Lamta fue la capital del Oued Noun, que delimitaba el extremo norte del camino sahariano que hacían los nómadas, antes de chocar con la frontera natural que suponía el Antiatlas.
“Las menciones más antiguas de la ciudad de Noul Lamta son reportadas por Al-Yaqoubi en los siglos III/IX e Ibn Hawqal en los siglos IV/X”, informa el sitio e-taqafa. La ciudad fue en su día el núcleo vital de la ruta transahariana entre Marruecos y Mauritania, continúa la misma fuente.
«Noul Lamta es un cruce de caminos atravesado por las dos rutas entre Sub al-Aqsa y Sudán occidental, la que comienza en Silli vía Takrour y Aoulil y la otra desde Sudán occidental vía Ouaddan y as-Saguia al-Hamra».
Fuente de agua en el oasis de Asrisr. / Ph. Yabiladi
Si bien el carácter medieval de la ciudad ha sido confirmado por escritos, las investigaciones sugieren la existencia de la ciudad mucho antes de la llegada de Oqba Ibn Nafi al-Fihri (622-683). Esto podría comprobarse gracias a investigaciones arqueológicas que también permitirán delimitar la zona en la que se ubicaría la ciudad. Hoy en día sólo son visibles tres paredes o fachadas, explica Patrick Simon, quien ante la falta de indicación sobre el lugar aconseja ir acompañado de un guía.
La presencia de restos está fuera de toda duda e incluso fue confirmada por un equipo de arqueólogos marroquíes-españoles. Sin embargo, “las excavaciones que se habían llevado a cabo en Asrir fueron interrumpidas abruptamente hace unos veinte años para reanudarse en otros lugares”, nos cuenta Patrick Simon. Los motivos del abandono siguen sin estar claros, aunque las excavaciones arqueológicas «serían extremadamente importantes para poner en valor este patrimonio», continúa.
La preservación de este patrimonio es la lucha de Abdou Jamil, que creó la Kasbah Caravansérail hace más de 30 años. Este museo, que en su día fue una posada de caravaneros, cuenta con 16 salas en las que se exponen los utensilios y enseres utilizados por los nómadas. Los bolsos de cuero, los fuelles o incluso los platos de madera tienen a veces más de un siglo, subraya Abdou Jamil.
La Kasbah Caravanserai en Asrir. / Doctorado DR
El hermoso proyecto de Abdou Jamil comenzó con una simple colección personal, cuando vio «todo siendo robado, vandalizado o incluso revendido en el extranjero», lamenta. Así fue como, junto con su prima, decidió crear este espacio para salvaguardar y resaltar la memoria de los nómadas, venidos de Mauritania, Mali e incluso Senegal, nos explica Abdou.
“Hicimos esto para las generaciones futuras, para que sepan de dónde vienen y, sobre todo, para que este patrimonio no se pierda ni se olvide”.
Abdou Jamil
Todo el conjunto de oasis de Tighmert ha sido nominado para su inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. En 2017, el reino advirtió de la desaparición segura de este patrimonio si no se adoptan medidas de rehabilitación y revalorización.