De hecho, el inicio del año escolar se acerca rápidamente en los países de origen de los viajeros, especialmente en Marruecos, donde las escuelas suelen abrir sus puertas a principios de septiembre. Este calendario escolar, unido al de los países europeos, explica en gran medida el ritmo sostenido de cruces durante el verano, informa El faro de Melilla.
Aunque los cruces han sido menores en las últimas semanas, este no es un fenómeno nuevo. Cada año se produce una desaceleración significativa después del 15 de agosto. Los motivos son múltiples: las familias ya se han reunido con sus seres queridos, las temperaturas empiezan a bajar en el norte de Europa y las vacaciones tocan a su fin para muchos.
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En Melilla, por ejemplo, donde el inicio del curso escolar está previsto para el 9 de septiembre, los residentes parecen preferir destinos turísticos españoles como Málaga o Almería antes que cruzar el estrecho. Los puertos están cada vez menos transitados y las raras travesías se refieren principalmente al regreso a la península.
Esta caída de la actividad no significa, sin embargo, el fin de los flujos migratorios entre Europa y Marruecos. Los expertos coinciden en que los cruces se reanudarán con fuerza los fines de semana, en particular debido a la estrategia marroquí destinada a desarrollar el turismo y el comercio en las regiones fronterizas. Al favorecer las entradas a través de los puertos marroquíes, Rabat busca reducir la presión sobre los enclaves españoles de Ceuta y Melilla y limitar las largas esperas en las fronteras.
Este desarrollo podría ser parte de un proyecto de desarrollo más amplio para el “Gran Marruecos”, destinado a fortalecer la influencia del reino en la región. Al concentrar los flujos migratorios en sus propios puertos, Marruecos pretende controlar mejor el comercio y fortalecer su atractivo económico.