Estamos en la llanura de Marha, entre Goulmima y Arfoud. La salida hacia los tres monumentos diseñados por el arquitecto alemán Hannsjörg Voth se realiza desde el oasis de Arfoud, en la región de Drâa-Tafilalet. El viaje dura unos cuarenta minutos, a izquierda y derecha está el desierto. Las pocas palmeras datileras, características de la región llena de este color marrón dorado, son el único adorno de estas tierras.
Estos mismos terrenos son los elegidos por el arquitecto alemán Hannsjörg Voth, que construyó tres monumentos bastante atípicos: la Ciudad de Orión, la Espiral Dorada y la Escalera Celestial, separados por algunos kilómetros.
Ciudad de Orión, cerca de Arfoud./Ph.Daniel TABEAUD – Sabores de otros lugares
Hace más de 20 años, el arquitecto alemán Hannsjörg Voth recorrió el desierto en un 4×4. Aunque su plan inicial no era establecerse en Marruecos, cayó bajo el hechizo de la región, encontrando allí el escenario que había soñado durante mucho tiempo para sus construcciones. De hecho, el artista soñaba con establecerse en España o incluso en Egipto. Finalmente, fue en Arfoud donde este hijo de arquitecto, nacido el 6 de febrero de 1940 en Bad Harzburg, pasaría el resto de su vida, perfeccionando así el estilo llamado “Land Art” que había desarrollado.
Hundiéndote en el desierto
Si su obra más famosa no es otra que la “Ciudad de Orión”, su primer proyecto será Himmelstreppe (La Escalera al Cielo), diseñado, autofinanciado y construido por Voth entre 1980 y 1987.
Esta escalera de 16 metros y 56 escalones, que se alza en medio del desierto, conduciría a las estrellas. En su obsesión por la astrofísica, Voth reducirá las paredes laterales de la parte superior de la torre, dejando una hendidura vertical en el medio, de modo que el edificio parezca una instalación para observar fenómenos celestes.
Himmelstreppe de Hannsjörg Voth./Ph.Marion TABEAUD – Un sabor de otros lugares
Además, este impresionante edificio esconde muchos secretos. Desde lo alto de la torre, es posible deslizarse por el interior de estas escaleras, para acceder a las diferentes habitaciones ubicadas dentro de la estructura.
Aún en esta obsesión por la astrofísica, Hannsjörg Voth construyó su proyecto más misterioso, la “Goldene Spirale” (la espiral dorada). Vista desde el cielo, esta obra se parece extrañamente al caparazón de un caracol. Por eso también se suele llamar al monumento el caracol, explica Hassan, guía turístico de la región desde hace más de 20 años.
Construida entre 1993 y 1997, esta espiral es un muro de más de 260 metros, que comienza a nivel del suelo y alcanza los seis metros de altura. Una rampa de piedra conduce a la cima del edificio. Al igual que Himmelstreppe, es posible entrar en el corazón de este monumento. Así, cien escalones más abajo, los visitantes se sumergen en un pozo.
Espiral dorada de Hannsjörg Voth./Ph. Marion TABEAUD – Sabor de otra parte
Conectando la tierra con el cielo
Sin embargo, el mundo celeste no será su única inspiración en Marruecos. En sus obras, Hannsjörg Voth se inspira en las tradiciones, la cultura y los paisajes locales. A pesar de que sus construcciones eran puramente artísticas, logró convencer a artesanos locales para que se sumaran al proyecto, incorporando así técnicas y habilidades constructivas locales.
Su obra final -la más importante- revela el interés del artista por integrar la dimensión simbólica y mítica en su obra. “La Ciudad de Orión” simboliza la constelación de Orión, una de las más importantes del hemisferio norte del planeta. Construido entre 1998 y finalizado en 2003, este observatorio celeste está formado por siete torres, como las siete estrellas más visibles de la constelación. La disposición de estas torres no es baladí: sus dimensiones se habrían calculado en proporción al tamaño y al brillo de las estrellas.
Ciudad de Orión./Ph. Daniel TABEAUD – Un sabor de otra parte
Además, en una de las torres más altas también hay unas escaleras que conducen a un pozo. Estas muchas similitudes en su trabajo serían una forma de hacer realidad su sueño de conectar la tierra y el cielo. Un sueño que realizó en el desierto de Marruecos, donde vivió durante más de veinte años.
Durante sus años, Hannsjörg Voth se codeó con los nativos a quienes dejó este hermoso patrimonio, considerado una de las obras más notables de la humanidad. Hoy en día, la población local se ha apropiado de los lugares que mantienen intactos y que hacen descubrir y redescubrir a turistas de todo el mundo.
En este sentido, Hassan nos cuenta que aquí “los turistas son pocos a pesar de la majestuosidad del sitio. Son especialmente los alemanes y holandeses los que vienen con mayor frecuencia. Según nuestro guía, “la región no está muy destacada en términos de turismo rural nacional”, además, “pocos marroquíes conocen su existencia”, lamenta.
Informaciones prácticas
Es recomendable utilizar un guía turístico local. El viaje suele estar organizado por agencias de viajes que ofrecen varios paquetes. Cabe señalar que la entrada al corazón de los sitios es de pago.