El Aïdi, también conocido como Perro de Montaña del Atlas, es una raza guardián por excelencia. Instintivo y ferozmente leal, desconfía de los extraños y es muy atento a su entorno.
Durante siglos, este majestuoso perro ha poblado las montañas del Atlas y las mesetas del norte de África, especialmente de Marruecos. En el país se considera la raza nacional. Pero su historia sigue siendo poco conocida.
Algunos expertos creen que los aïdi son originarios del norte de África, fieles compañeros de las tribus amazigh. Otros creen que fue introducido por los fenicios, antiguos comerciantes marítimos que operaron en el Mediterráneo entre 1550 y 300 a.C. ANUNCIO
Los defensores del origen fenicio argumentan que estos comerciantes, que criaron y desarrollaron otras razas de perros como el Basenji y el Sabueso ibicenco, también introdujeron el Aidi. Señalan que los fenicios habían establecido un centro de producción de tintes en el actual Marruecos, lo que coincide con el origen reconocido del Aidi.
Guardián y no pastor
La opinión contraria sostiene que la presencia de Aïdi se habría desarrollado localmente en las montañas del Atlas. Esta raza habría emigrado luego con los pueblos nómadas a los Pirineos en Europa. Esta teoría sugiere que el Aïdi podría ser el antepasado del perro de montaña en el viejo continente. Sin embargo, la Fédération Cynologique Internationale (FCI) cuestiona esta versión. Subraya que el Aïdi nunca ha sido un perro pastor, a pesar de una clasificación errónea de 1963, corregida desde 1969.
En lengua amazigh (tamazight) “Aïdi” significa “perro”. Su verdadera función es la de hacer guardia. De hecho, las tribus amazigh han dependido de él durante mucho tiempo para proteger sus tiendas, sus propiedades y su ganado de los depredadores. Sin embargo, la FCI especifica que Aidi no pastorea rebaños en el sentido europeo del término.
Además de sus funciones de guardia, el Aïdi es conocido por su fuerte sentido del olfato, al igual que otra raza norteafricana, el Sloughi. Cuando caza, su vigilancia y sus agudos sentidos le permiten localizar rápidamente a sus presas.
Acondicionado para afrontar el duro clima de las montañas del Atlas, el Aïdi también tiene una doble capa espesa. Esto sirve como medio de aislamiento, tanto de veranos abrasadores como de inviernos extremos. También es una protección natural, ante posibles enfrentamientos mientras custodia su territorio.
El Aïdi tiene una constitución sólida y musculosa, con una cola peluda. Los machos, en particular, presentan una melena pronunciada, con pelo más largo en el cuello, la cruz y el pecho. Los colores del pelaje incluyen negro, beige, rojo pálido, blanco y negro y atigrado. También pueden ser una combinación, como el atigrado leonado y el negro. Sus orejas están muy espaciadas y redondeadas, con poderosas mandíbulas. Sus ojos oscuros y vigilantes complementan su apariencia distintiva.
La vida con un Aïdi
En Marruecos, donde se mantiene el estándar de la raza, los perros Aïdi continúan principalmente con su papel tradicional como guardianes de la propiedad y del ganado en las zonas rurales. No son adecuados para apartamentos pequeños debido a su necesidad de movimiento y su fuerte instinto guardián. Precisamente, una Aïdi aburrida puede volverse destructiva.
Sin embargo, si busca un guardián fiel y alerta, él puede ser un compañero ejemplar. Sólo prepárate para conocer a un perro que puede ladrar con facilidad, pero que te colmará de afecto y devoción inquebrantables.