Los hechos se remontan al 27 de mayo de 2022. Mientras realizaba un registro en el vehículo del marroquí que se dirigía a Melilla, la guardia civil de la frontera de Beni-Enzar recuperó una riñonera que se encontraba debajo del asiento del conductor. Luego, el agente, que en el momento del incidente tenía 39 años, abrió el bolso y sacó 450 euros antes de volver a colocarlo en su lugar. Mientras tanto, el marroquí, de 38 años, fue sometido a un registro corporal por parte de otros guardias civiles.
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Tras estos trámites, el marroquí se dirigió a la terminal de ferry del puerto de Melilla para pagar su billete de barco. Fue entonces cuando notó que faltaba su dinero. Luego regresó al puesto fronterizo para preguntar a los agentes si no habían encontrado dinero durante el control. Pero respondieron negativamente, pidiéndole que dejara su número de teléfono a todos los efectos.
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Momentos después, el marroquí fue contactado por los agentes. Cuando llegó, se le acercó el guardia civil “y le dio 350 euros, afirmando que era lo único que había encontrado”. Al notar un déficit de 100 euros, decidió presentar una denuncia por robo. El guardia civil fue así condenado por el tribunal a siete meses de prisión, al pago de una indemnización de 100 euros y al pago de las costas del proceso.